Mies van der Rohe, el padre del minimalismo en arquitectura, resumía esta filosofía de diseño con dos sentencias: "Menos es más" y "Dios está en los detalles", que en cierto modo implican la siguiente táctica: Diseñar lo que no se ve para mostrar lo que no se construye. O sea, crear elementos básicos, y relaciones simples entre esos elementos. Ocultar las soluciones técnicas para que lo material no protagonice la obra, pues ese protagonismo está reservado a los significados: dentro y fuera, opaco o transparente, claros y oscuros, singular o plural, suave, áspero, frio, caliente, estático, dinámico, y todo aquello que la arquitectura puede expresar pero que no se puede construir.
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