lunes, 8 de febrero de 2010

Entrevista a Fredy Massad, por Daniel Moyano

Fredy Massad (Buenos Aires, 1966) es arquitecto por la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Buenos Aires. En 1996 estableció ¿btbW/Architecture centrando su trabajo en la crítica e investigación sobre la arquitectura contemporánea.


Ejerce actualmente como crítico de arquitectura en el diario ABC, la revista de arte contemporáneo EXIT y diferentes medios internacionales. Es co-autor junto a Alicia Guerrero Yeste de los libros Notas sobre ciudades mutantes (Ajuntament de Lleida, Lleida, España, 1998) y Enric Miralles: Metamorfosi del Paesaggio (Testo & Immagine, Turín, Italia, 2004). Conjuntamente con Alicia Guerrero Yeste he co-editado los libros a+a architecturanimation (COAC-Actar, Barcelona, España, 2002), ExpoZaragoza 2008: Un proyecto urbano (ACTAR, Barcelona, España, 2008) y la monografía ‘Arquitectura en la era de la revolución digital’ para la revista Experimenta.Paralelamente ha venido y continúa realizando conferencias extraordinarias en escuelas de arquitectura en Europa, Asia, Hispanoamérica y Estados Unidos e interveniendo dentro de seminarios y congresos dedicados al análisis del estado actual de la arquitectura.
CCAD- Confiesas que eres apasionado seguidor del fútbol, que ves programas “del corazón” y dices que lo haces para entender mejor el mundo en que vivimos. ¿Crees que, en general, el arquitecto no entiende el mundo en que vive?FM- Por otro lado, la arquitectura me resulta una cuestión demasiado seria como para vulgarizarla. Hace un tiempo escuchaba a alguien que afirmaba que su pensamiento arquitectónico estaba influenciado por las telenovelas venezolanas: eso son sandeces, no ése es el tipo de postura que me interesa.Mi interés por el fútbol tiene que ver con una cuestión personal. Creo que este interés no determina mi comprensión del mundo pero sí me ayuda a establecer ciertas analogías que me aproximan más al trasfondo sociológico y psicológico del personaje arquitecto. Lo mismo sucede en esa relación con la televisión y los programas del corazón y realities. Ciertamente no tienen nada que ver con la comprensión que debe efectuarse de edificios y ciudad, pero sí ayudan a comprender al arquitecto como personaje, situado en una época y a realizar un diagnóstico cultural. En el mundo del espectáculo, propiamente dicho, que con eso tiene que ver la industria de la prensa rosa y los realities, todas estas cuestiones se exponen y se discuten con mucha más claridad que en un mundo supuestamente intelectual y elitista como es de la arquitectura.Si hablamos sin ningún tipo de tapujos de televisión basura y sus protagonistas, ¿por qué no asumir abiertamente que hoy existe una arquitectura basura y arquitectos que en nombre de la sofisticación están produciendo basura y regodeándose en eso?Creo que personajes como Bjarke Ingels (1), como caso paradigmático de esa generación que en algún momento he denominado ‘generación Rem 2.0′ o ‘(de)generación digital’, valen mucho más como síntoma de un estado cultural que por su aportación a la arquitectura, que de por sí es bastante pobre. ¿Qué hace que un personaje de Big Brother se diferencie de un ciudadano de a pie? Solamente la celebridad que le otorga la televisión (2). Es interesante ver a la gente mostrando devoción hacia un personaje que quince minutos antes era igual que ellos. Nuestra sociedad está ávida y necesitada de ídolos y dioses, y en nuestra cultura ha los ídolos y dioses son productos de consumo rápido.Respondiendo a la cuestión de si el arquitecto no comprende el mundo en que vive: es evidente que cada uno comprende su propio ámbito de acción y situación, por lo que inevitablemente la comprensión de la realidad y del status quo siempre va a ser fragmentada. No obstante, lo que constato es que en un mundo en el que se introducen cambios cada vez a mayor velocidad, muchos arquitectos y pensadores sobre la arquitectura se empeñan en interpretar la realidad o su realidad aplicando fórmulas del pasado y que por eso, forzosamente, no pueden brindar brindando respuestas a las cuestiones actuales.El caso más flagrante y preocupante es cuando esta situación domina lo que podría llamar la ‘alta arquitectura’ o ‘arquitectura de élite’, lo que vulgarmente se define como ‘star-system’, quienes aferrados al poder intentan instintivamente maquillar como cambios o evoluciones su inmovilismo (3). Lo preocupante es la influencia que esta actitud de estos arquitectos ejerce, puesto que esta posición de celebridad les erige como una especie de portavoces del tiempo en que vivimos. Me parece preocupante asimismo la aparición de jóvenes arquitectos que aspiran a esta condición, a este status, a esta teatralización (4). Estos jóvenes arquitectos están entendiendo el mundo en que viven pero de una manera que a mí a veces me interesa poco, y que, como digo, tiene que ver con la persistencia de una visión sobre la realidad que ya no es útil.
CCAD- Históricamente, el intelectual siempre ha estado un poco alejado de los “problemas terrenales” para, desde su abstracción, resolver esos mismos problemas (morales, éticos, filosóficos, científicos). ¿El arquitecto es un intelectual?¿Puede ser el arquitecto, a la vez, arquitecto e intelectual? Dicho de otro modo, ¿Se puede ser crítico y construir?FM- El arquitecto no debe ser necesariamente un intelectual o un teórico, sino alguien con sensibilidad y pragmatismo para interpretar y plantear soluciones en la realidad. Esto no implica que todo el mundo deba ser un erudito pero son necesarios unos conocimientos y unas inquietudes básicas para ejercer la profesión.Creo que la formación es importante en todos los ámbitos. Pese al acceso con que se cuenta hoy en día a gran cantidad de información, padecemos de un proceso de analfabetización general. El conocimiento de la historia de la arquitectura resulta fundamental no como una formación enciclopedista o académica sino orientada a conocer y ahondar en los principios de la arquitectura.Respecto a ser crítico y construir, es algo difícil no por una cuestión de incompatibilidad sino más bien por una cuestión de tiempos. No obstante, creo que muchos arquitectos, aun sin articular su pensamiento a través de un documento escrito, plantean a través de su obra construida posicionamientos críticos e ideológicos que pueden adquirir una fuerte trascendencia.Con toda seguridad se puede ser arquitecto e intelectual, aunque la figura de lo que llamamos intelectual esté bastante devaluada y deba redefinirse este término. Autodefinirse como intelectual a mi me resulta una pedantería.Desde mi punto de vista, me resulta más interesante un trabajo conectado con la realidad más directa y tangible. Prefiero situarme en la posición de provocador y poner en duda lo que me circunda que generar grandes manifiestos teóricos. Es complicado teorizar sobre un mundo que cambia tan rápidamente por eso me parece, desde una posición honesta, dar la posibilidad de instigar cuestionamientos antes que respuestas.
CCAD-¿En qué momento se encuentra la arquitectura, en general?FM- Creo que la arquitectura y el mundo en general se encuentran en un momento interesantísimo. Nos ha tocado vivir en una época desconcertante y fascinante.Este tiempo en que los cambios se producen a una velocidad exponencial más veloz nos genera la obligación de actualizarnos cada día, de estar permanentemente alerta y dispuestos a recuestionarnos constantemente. La velocidad de los cambios nos permite desvelar cómo las trampas y las impostaciones caducan con gran rapidez. Esto desquicia a los conservadores, que no saben por dónde agarrar la cuestión, obligándoles muchas veces a subirse torpemente al último vagón de la innovación y quedando rápidamente desenmascarados.En nuestra profesión, vemos como surgen y se estrellan las novedades. Si echamos la vista a diez años atrás, y recogemos muchas de las publicaciones de ese periodo, encontraremos un montón de promesas y de mitos del momento que ya nadie recuerda. En este caso sí resulta interesante plantear una analogía con el fútbol y el mundo del espectáculo y ver cómo ambos fagocitas a sus cracks y estrellas. Como he dicho, creo que esta dinámica no es algo meramente anecdótico: puede servirnos para comprender el presente y, desde esa capacidad de relativizar, empezar a ver qué es lo que realmente existe y permanece más allá de toda esta fugacidad.
CCAD-¿Cómo te planteas tu labor docente? ¿Qué crees que aportas a los alumnos que escuchan tus charlas y conferencias?FM- No vivo la actividad docente como una experiencia diaria, pero la recepción de mis charlas me hace constatar que existe entre los arquitectos que están formándose un deseo de escuchar a individuos que hablen claro. Compartan o no las opiniones que uno puede pronunciar, aprecian que alguien se posicione con una intención de activar, de cuestionar, de generar debate.Tiende a veces a hablarse de la abulia y pasividad de los estudiantes actuales pero creo que esta acusación debe dirigirse más a la monotonía y autocomplacencia con que los miembros de generaciones anteriores se manejan y transmiten, tal vez más interesados en regodearse escuchando una y otra vez sus reflexiones reiteradas, en la obsesión por su propia obra, exhibiéndola sin ninguna actitud auto-crítica, que en intentar transmitir otras inquietudes.Repito nuevamente: la cuestión en seria. Tampoco es necesaria la figura del conferenciante show-man, aparentemente subversivo y seductor pero que en realidad poco interés tiene en que su discurso sirva para instigar una posición crítica individual que se comparta dentro de un debate plural.
Cuando me dirijo a un auditorio, más aún cuando se trata de estudios, trato de incentivar la reflexión. Me resulta estimulante que se produzca un intercambio al final de cada charlar, contrastar mis opiniones. No ofrecer un mensaje estanco ni una postura de distancia.
CCAD- Tras la irrupción definitiva de los programas informáticos de diseño, en ocasiones no está claro si se ve más afectado el arquitecto o el cliente. Se abusa del copy + paste, el cliente pide a veces cosas que no son tan fáciles como apretar una tecla… ¿Sabemos usar el ordenador (la computadora)?FM- Debemos generar una arquitectura acorde con los medios con los que contamos hoy y para dar servicio al individuo contemporáneo.En este momento es preciso matizar qué entendemos por tecnología, que sin duda hoy es algo que ya no tiene nada que ver con lo que el significado que ‘tecnología digital’ tenía en los años 90.La cultura analógica está agotándose, concluyendo. Todo lo que nos rodea hoy es tecnología digital. Aferrarse a las herramientas analógicas es cada vez más un contrasentido. Si el Movimiento Moderno tuvo que ver con la era de la industria, la arquitectura de hoy tiene que ver con la cultura de los bits, y esto no debe ser comprendido como ejercer un simple juego morfológico o de creación de imágenes a través de herramientas de última generación sino con una perspectiva mucho más amplia (5).En un principio (tomemos el trabajo de FOA en la Terminal Portuaria de Yokohama o las elucubraciones de Gregg Lynn como referentes de este caso) pudo haberse entendido que la introducción del ordenador y la generación tridimensional (lo que entonces podía llamarse virtualidad), pero la cuestión de la cultura digital y de la tecnología de la información pronto comenzó a evidenciar que se trataba de un cambio mucho más profundo, y considero que estos ejemplos sólo captaban una parte de lo que suponía esta ‘revolución’, pero posiblemente no llegaban a atisbar con la suficiente intensidad la hondura conceptual y la trascendencia cultural que imponía este cambio.La nueva tecnología siempre ha requerido de una forma específica de difundirse. Los modelos de copyright que tienen que ver con una época pasada deben redefinirse. No creo que nadie se vea afectado por esto, ni el cliente ni el arquitecto. La idea del copy + paste sucede hoy en día en todos los ámbitos. Creo que debemos cambiar de hábitos y poner nuestras metas creativas más allá de copyrights. Cuando nosotros escribimos un texto nos importa que se difunda. Ésa es la manera de que nuestras ideas existan. De ahí si la gente las plagia o las copia, las ideas ya están ahí, no son propiedad de nadie.Lo crucial es que si alguien copia y mejora la idea, ¿cuál sería el problema? Yo creo que eso no es ningún problema. El problema es usar la computadora para ejercer el copy+ paste o cut+ paste a mansalva, irreflexivamente. Pensándolo, el copy+ paste / cut+paste se ha hecho siempre, incluso antes de que la tecnología digital y de la información lo facilitasen.
CCAD- Y en cuanto a lo formal en el diseño arquitectónico, ¿Cómo ha evolucionado (en pocos años) el canon estético y en qué grado es “culpa” del ordenador?FM- Creo que la arquitectura no ha evolucionado en gran medida a causa del ordenador. Si pensamos en un ejemplo paradigmático, como fue el concurso de la Terminal Portuaria de Yokohama, encontramos que se producía un salto conceptual en el desarrollo de las ideas. Ésta puede tomarse como el primer referente del uso de la tecnología digital a gran escala, pero también produjo una gran frustración, o porque no se pudo o porque no se supo llevar esa nueva visión de la arquitectura a la realidad.El tema radica seguramente en la materialidad, en la búsqueda de materiales acordes a la nueva tecnología. El pabellón puente de Zaragoza es otro claro ejemplo de una búsqueda formal compleja auspiciada por las posibilidades que brinda la generación en 3d, pero que fracasa al materializarse en un material que tiene que ver con otro tiempo.Las posibilidades que da el ordenador han llevado a ciertos arquitectos a pensar que todo lo que se ve en la pantalla puede ser posible en la realidad. Esto se debe a una incultura o por no querer asimilar las limitaciones tecnológicas constructivas actuales, derivando en este caso de esa arquitectura de cut+paste y de reutilización de proyectos que ha derivado en una especie de feísmo.
CCAD- En una reciente entrevista a Peter Eisenman él mismo explicaba que a sus alumnos les enseña a Palladio, lo que a primera vista choca con la imagen que se puede tener de él. ¿Se ha banalizado el discurso arquitectónico, tanto en lo formal y estético como en los procesos creativos y generativos del proyecto?FM- No debería sorprender. Peter Eisenman es un arquitecto culto que entiende que la arquitectura no nació la semana pasada. Al emplear a Palladio no busca enseñar una perspectiva histórica sino hablar de la transtemporalidad del pensamiento arquitectónico.Personalmente, y coincidiendo con Eisenman en seguir reivindicando la trascendencia de Palladio, me siguen interesando muchísimo Borromini, los Hermanos Assam o Balthasar Neumann (tengo una predilección personal por el barroco) y no por considerar que deba producirse una arquitectura ‘abarrocada’ sino por los principios espaciales y de investigación que se desarrollaron durante el período barroco.El gran drama en que vivimos es la trivialización de la cultura, la banalización de la erudición y la despreocupación por el conocimiento (6). Supongo que hay mucha gente que no había arquitectura antes de Rem Koolhaas o que ya carece de cualquier vigencia cualquier arquitectura pretérita. Esto entorpece el trabajo, máxime en esta era de la información, ya que incapacita para saber interpretar y entender los referentes que pueden hallarse y se produce lo que yo llamo la ‘turistificación del conocimiento’. Hoy todo el mundo se mueve, accede a la información por todo tipo de fuentes, y demasiado a menudo esta información se absorbe y reutiliza de una manera insultantemente banal.
CCAD- Como consecuencia de la facilidad para la realización de visualizaciones arquitectónicas, parece que se ha perdido la costumbre de hacer maquetas. Recientemente José Luis Mateo ha hecho una exposición de sus maquetas. ¿Es una cuestión puramente generacional, de comodidad, o de concepto?FM- Seguramente, aun entendiendo la importancia y valor de la maqueta como un signo o símbolo del proyecto para todo arquitecto, también es preciso considerar que no hay que incurrir en una sublimación nostálgica o fetichización de la maqueta.Dicho esto, considero que hoy la maqueta sigue siendo fundamental. Supongo que las próximas generaciones quizá ya no la comprenderán como nosotros las comprendemos. Probablemente la maqueta virtual o algún otro tipo de artilugio se haya convertido en una herramienta equivalente. Pero para los de mi generación y mayores, la maqueta todavía sigue siendo un soporte para comprender y desarrollar el proyecto. En nuestra generación todavía persisten muchos usos analógicos, que conviven en nuestro uso también fluida de la tecnología digital, pero seguramente tendremos que ir acostumbrándonos a un cambio de herramientas en las generaciones futuras (7).Lo fundamental no es mitificar la maqueta tal cual hoy la entendemos. Ante una evolución de los modos y herramientas de trabajo, lo que es preciso es entender que lo necesario son artefactos que nos permitan el desarrollo al máximo potencial de nuestros recursos mentales, sea un lápiz o una sofisticada maqueta virtual por inventarse.Haciendo una analogía rápida, el libro tal cual lo conocemos seguramente no desaparecerá pero será mucho más cómodo para leer una novela utilizar un artefacto tipo Kindle. Se modificarán ciertos aspectos y modos de ejercer la lectura, posiblemente en función del tipo de contenido de ese libro y del uso y vigencia que se atribuyan a esos contenidos..Es en eso mismo sentido, es de esperar que en la arquitectura, el formato de una herramienta como la maqueta se modifique. Pero al igual que en el acto de leer, es preciso entenderlo como una actividad mental. La materialidad del soporte en este caso se vincula a la forma en que el ejercicio mental se desarrolla, por eso lo necesario es un artefacto que sea capaz de adquirir ese intenso poder de conceptualización que ofrece la maqueta. Pero por ahora creo que no disponemos de él.
CCAD- ¿Qué opinas de temas como la sostenibilidad aplicada a la arquitectura y al urbanismo? ¿Se interpreta correctamente, o es una estrategia comercial más?FM- La sostenibilidad, como todo en esta sociedad, ha pasado a ser un eslogan, un hecho simplemente comercial. No estoy totalmente convencido sobre el enfoque, tendiendo a lo agorero, respecto al cambio climático - mas si personas como Al Gore, que fue ocho años vicepresidente de la primera potencia mundial salen a alertarnos sobre los peligros de esta situación. Estoy seguro de que no estamos haciendo las cosas pero no sé cuál es el poder del hombre para alterar la evolución del curso del clima en el mundo.Dicho esto, sí estoy absolutamente convencido de que es preciso un cambio drástico, que debe surgir esencialmente del sentido común, antes que movidos por el pánico. La sociedad del hiperconsumo es degradante no sólo por el abuso de recursos sino porque constituye una flagrante lesión al humanismo.La arquitectura de las grandes corporaciones, y mucho peor aún, la propiciada por el star-system usando la palabra ‘sostenibilidad’ constituye el más absoluto engaño. Pensemos de nuevo en el pabellón puente de Zaragoza: la exposición no trataba justamente sobre la concienciación acerca del agua y su valía como recurso, ¿qué gasto supone la construcción de esta estructura que únicamente ha tenido una vida útil de tres meses y que hoy por hoy se ha convertido en un residuo difícilmente reciclable de momento?Una genuina búsqueda de la sostenibilidad se detecta en proyectos donde la necesidad prima sobre el capricho, donde hay una reflexión sobre materiales, sobre la reciclabilidad del edificio (8), una recuperación del sentido común a la hora de hacer el proyecto (9)… y que no se lleva a cabo aplicando falsamente recursos estéticos supuestamente ecológicos y verdes e hinchando al proyecto de retóricas huecas.Recomiendo la lectura de ‘Cradle to Cradle’ para definir una perspectiva coherente sobre este tema. Y, probablemente, no construir en ciertas ocasiones es lo más sostenible.
CCAD- Para terminar, ¿qué arquitecto o arquitectos crees que deberían ser más conocidos y reconocidos en este momento?FM- Creo que en un mundo donde lo importante es ser conocido, los arquitectos que más me interesan son quienes no tienen como una marcada prioridad el ser conocidos.Presiento que el futuro de la arquitectura se orienta más hacia el trabajo en equipo antes que a continuar con el culto o el protagonismo de una sola persona. Creo que esa tendencia inducirá a la desaparición de los oligo-arquitectos que han transformado la arquitectura en marcas registradas y que han llevado a la profesión hacia una deriva sin vuelta atrás a causa de una comprensión de la globalización que hoy carece de sentido (10). La comprensión de lo local y lo global, donde cualquier puede y debe beber de todas las fuentes, no tiene nada que ver con la construcción de modelos artificiosos. Muchos buenos arquitectos se han desvirtuado y su arquitectura ha perdido gran parte de su interés a causa de estas dinámicas de codicia y ambición desmedida de celebridad mediática.Al igual que existe una generación que se ha dejado infatuar por estos arquitectos y ambicionan adquirir ese estatus, existe, yuxtaponiéndose, otro sector dentro de esa misma generación que reacciona contra este modelo. Obviamente que todo el mundo aspira a que su trabajo reciba un reconocimiento, el problema surge cuando el reconocimiento se convierte en el proyecto primordial al que aspira el arquitecto.Dar nombres de estudios y arquitectos que a mi criterio considere interesantes en positivo se hace complicado y seguramente sería tendencioso. Igualmente, creo que una selección de nombres que considere fundamentales en este momento debe englobar tanto a arquitectos cuyo trabajo valoro en positivo y otros que valoro en negativo: ambas categorías conforman la realidad del estado de la arquitectura que me interesa analizar y entender.
CCAD- Muchísimas gracias por participar de CCAD.FM- Ha sido un placer reflexionar sobre estas cuestiones. Gracias a vosotros.
Publicada en CCAD: Comentarios y Conversaciones de Arquitectura y Diseño
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