miércoles, 23 de julio de 2008

Plazas y paseos urbanos, una lección de pluralismo




Un jurado compuesto por urbanistas otorgó el Premio Espacio Público Europeo a la Barking Town Square, de Londres, que expresa la pluralidad y la inclusión.

Qué cambia la vida de los ciudadanos? ¿Una vivienda digna o un barrio bien comunicado?
¿Una fachada de vanguardia o armarios para sus trastos? ¿Un lugar en el que se pueda descansar a la sombra o una plaza en la que es posible convivir con los vecinos?
El Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, CCCB, fue pionero a la hora de relacionar plazas urbanas e integración social con el Premio Espacio Público Europeo, que concede desde 2003. En este lustro, ha visto cómo otras instituciones europeas (La Cité de l?Architecture de París, el Architekturzentrum de Viena, The Architectural Foundation de Londres, el Nederlands Architectuurinstituut o el Museum of Finnish Architecture) se sumaban a su empeño. Porque parece un premio lógico, oportuno, una inversión realista para el futuro.
Aquello que los urbanistas llaman el lugar para la cohesión social (la integración entre ciudadanos de diversas creencias, procedencias y situaciones económicas) es el espacio público. Y el espacio público son las calles, las aceras, las plazas, y hasta según qué parques, nada que por la noche quede vallado y cerrado. Este año, el jurado, presidido por Manuel de Solà-Morales, aprovechó la entrega de premios para criticar la falta de riesgo de las administraciones con estos lugares. ?Cada vez más la idea de espacio público se tiende a reducir peligrosamente a un perímetro cerrado.?
Y eso no es espacio público. Tradicionalmente, las plazas, los paseos, debían estar preparados para ciudadanos con necesidades diversas: ancianos que precisan una barandilla para una escalera y jóvenes que se sientan en los peldaños; niños que pueden caerse por un terraplén y adolescentes que utilizan ese terraplén de rampa para darle impulso a su monopatín.
Ahora, además de la variedad social de edades y usos, en las plazas de las ciudades conviven ciudadanos de diversas culturas y costumbres.
La Barking Town Square, de Londres, ideada por el estudio MUF Architecture/Art, no encierra ni camufla esa diferencia de usos. Por eso, ha ganado el premio este año. Este quinto galardón expresa la diferencia: ?La pluralidad e incluso el conflicto como rasgos básicos de la ciudad?, apunta el jurado. Por eso es una solución innovadora para las periferias europeas. En la Barking Town Square convive el recreo de unos con el descanso de otros, las reuniones en las gradas con la comida de los trabajadores. Hay espacio para refugiarse del sol y la lluvia y zonas en las que sentarse solo. Por encima de la visión de un conjunto, prima la diferencia. Una plaza hoy es más una suma de diferencias que un espacio unitario.

miércoles, 16 de julio de 2008

Defender el patrimonio

Basta de Demoler

Cómo opera el activo grupo de vecinos que salvó al Hospital Rivadavia de su destrucción.

Cuando la empresa concesionaria de las líneas de subterráneos empezó la ampliación de los recorridos, Santiago Pusso -profesor de música y director de coros- notó que mientras avanzaban las obras desaparecían las mayólicas y los murales de las estaciones más antiguas. A título personal se contactó con la Fundación Ciudad para averiguar cómo evitarlo. No recibió más que consejos y recomendaciones, de manera que en solitario decidió juntar documentación y mandar cartas a las autoridades de turno. Insistió, hasta que un día lo recibió el entonces Secretario de Producción y Servición, Nicolás Gallo, que en una semana consiguió que el Poder Ejecutivo de la ciudad declarara Monumento Histórico a la mayoría de las estaciones.
Más que la gesta romántica de un porteño sensible, aquella iniciativa le sirvió a Pusso para comprobar que las cosas cambian cuando los vecinos ejercen sus derechos, y que muchas veces la inercia de los funcionarios se debe a que desconocen las normas vigentes y los mecanismos para instrumentarlas. De esas dos certezas nació en 2007 Basta de Demoler. Al principio eran cuatro gatos locos enfrentados a las topadoras, pero en menos de un año la organización creció. Hoy tramita su personería jurídica, tiene blog y 20 miembros activos de distintas edades, profesiones y barrios que, junto a más de 150 voluntarios, trabajan activamente para evitar la demolición indiscriminada y promover la refuncionalización de los edificios con valor patrimonial. "El desarrollador que compra estos edificios hace su negocio más allá de lo que piense el vecino. Nosotros no cuestionamos al desarrollador, sino a la normativa que da lugar a este conflicto de intereses -sostiene Pusso, fundador y coordinador de Basta de Demoler-. El que vive en una casa baja y al lado le levantan doce pisos ve afectado su estilo de vida, ese es un problema que hoy existe por la poca claridad del Código de Planeamiento y por la falta de una catalogación seria. Los emprendimientos son legales, pero en ese contexto no son justos."
Además de presentar recursos de amparo, reciben denuncias de vecinos y recorren la ciudad relevando edificios en vías de extinción. Según sus cálculos existen al menos 2000 sin ninguna protección legal, y creen que desde hace unos años desaparecen por mes dos petits hôtels y casas de estilo. "Los argentinos tenemos una de las Constituciones más avanzadas del mundo, y en particular la ciudad cuenta con una muy moderna que deja bien claro el derecho del ciudadano -sostiene Hugo Cortínez, abogado y miembro de Basta de Demoler-. El artículo 26 y 27 garantiza, textualmente, la preservación y restauración del patrimonio natural, urbanístico y arquitectónico de la ciudad. Ese es uno de los principios básicos que argumentamos cuando nos presentamos ante la Justicia", agrega.
Aunque llegaron tarde en muchos casos, en otros lograron impedir la desaparición de espacios significativos, como un petit hotel de la calle Montevideo, el teatro Del Picadero y recientemente el hospital Rivadavia. "Las acciones apuntan a la concientización y el perfeccionamiento de las normativas. No estamos en contra de las torres, sino que queremos que el patrimonio sea una variable más de la construcción, como en otras ciudades del mundo donde los grandes desarrollos inmobiliarios no se llevan por delante la historia", explica Juan Vacas, estudiante de Arquitectura y miembro de la organización. Los beneficios de la ley
¿Una utopía en tiempos de boom inmobiliario? ¿Y los derechos del que vende porque no puede mantener una casa que se viene abajo? ¿Qué responsabilidad le cabe a quien compró y tiene un proyecto aprobado por el Poder Ejecutivo?
El caso del teatro el Picadero es un ejemplo de cómo es posible llegar a un acuerdo sin perjudicar los intereses de las partes. El teatro, en el pasaje Santos Discépolo -por donde pasó el primer tranvía de la ciudad-, fue adquirido por una empresa constructora cuyo plan era levantar un edificio sobre el terreno del teatro, que además está protegido por la ley 14.800, que dice que donde hubo un teatro se debe levantar otro. "Lo que pocos saben es que en la sección 10 del Código de Planeamiento, donde habla de las catalogaciones y los valores patrimoniales, están contemplados una serie de incentivos proteccionistas -dice María del Carmen Arias Usandivaras, abogada-. Una casa catalogada accede a descuentos en las tasas municipales, créditos blandos para refaccionar y tiene un sistema de compensaciones de metros cuadrados por el cual si pensabas construir ahí 8 pisos y ya no podés hacerlo, el Gobierno te da la misma cantidad de metros para construir en cualquier lugar de la ciudad, y hasta podés vender esos metros compensados."
El GCBA había autorizado la construcción de un edifico de altura en el lugar, pero admitió su error tras el recurso de amparo presentado por Basta de Demoler. "Años atrás el mismo gobierno había mandado a pintar un mural en el pasaje en homenaje al primer tranvía y al Picadero, porque ahí tuvo lugar Teatro Abierto, primera manifestación cultural alternativa durante la dictadura militar. Una contradicción que muestra el desconocimiento de algunos funcionarios. Nos sentamos a conversar con el desarrollador, que finalmente aceptó modificar su proyecto. La empresa obtuvo la compensación de metros cuadrados, además decidió hacerse cargo de la administración del teatro. Las autoridades salieron bien paradas y los vecinos recuperaron un espacio significativo para ellos. Es un caso emblemático de cómo se puede llegar a un acuerdo usando los mecanismos legales que existen."
A pulmón, sin subsidios y financiados con el propio bolsillo, el grupo se moviliza ante cualquier aviso de obra colgado en una fachada antigua. Y después de mucho insistir fueron convocados por la Subsecretaría de Patrimonio porteño para colaborar en la próxima catalogación de los edificios con valor patrimonial de la ciudad, una herramienta clave, pues en el contexto actual todo tiene valor hasta que se demuestre lo contrario.
"Es necesario definir qué es patrimonio, qué edificios hay que proteger y qué espacios tienen significación para los vecinos. Por eso es urgente la catalogación -sostiene Marcelo Magadán, arquitecto, master en Restauración de Monumentos, especialista en Gestión de Conservación del Patrimonio Cultural y miembro de Basta de Demoler-. Hay distintas variables para definir la importancia del bien cultural. Hay cosas que tienen valor histórico, otras arquitectónico, artístico, y también valor simbólico, que atañe al significado que tiene para un vecino, determinado edificio o espacio. En lo simbólico se juegan subjetividades, como el caso de Floresta, donde existe un bar que quizá no tiene valor arquitectónico, pero que para los vecinos forma parte de su memoria y su vida cotidiana. Mientras no nos pongamos de acuerdo se siguen perdiendo cosas, y convengamos que ahí no hay vuelta atrás; lo que se pierde, no se vuelve a construir.

La casa de los elefantes [Norman Foster].




Con el objetivo de preservar la especie de mamíferos más grandes del reino animal, proporcionarles un entorno de vivienda más natural y relajado, y restablecer la relación visual entre el zoológico y el parque, Norman Foster y Partners han diseñado la Casa de los Elefantes [Elephants House], ubicada dentro del zoológico de Copenhague, en el Parque Real, a un costado del Palacio de Fredriksberg. (Mie Jun 25 2008)

Arquitectura y Tecnología

En la antigüedad la Arquitectura se resolvía de acuerdo a las características geográficas y los materiales que encontraban sus constructores.
En lugares donde abundaba la piedra, se desarrollaron sistemas constructivos a base de muros y columnas. Por el contrario, en los lugares donde se carecía de aquel material, los constructores emplearon la tierra para fabricar adobes de barro y paja y tabiques de barro cocidos al fuego, con los que crearon estructuras sostenidas por arcos y bóvedas.
Con el paso del tiempo, los antiguos sistemas constructivos se fueron transformando según los avances tecnológicos de cada periodo de la historia. En la edad media, por ejemplo, las bóvedas de cañón de origen romano se transformaron en bóvedas esféricas apoyadas sobre pechinas, lo que permitió a los arquitectos abrir los espacios y jugar con la iluminación al interior de los edificios.
Así, los sistemas constructivos descubiertos, los materiales disponibles en cada región y, sobre todo, los avances tecnológicos de cada época han influido en las soluciones ofrecidas en cada tendencia o estilo arquitectónico.
En el periodo contemporáneo podemos ver edificios de formas complejas que, todavía hace un par de décadas, eran prácticamente irrealizables, pero que ahora son posibles debido al uso de los ligerísimos materiales de alta resistencia. Ejemplo de ello son el
Museo Judío de San Francisco diseñado por Daniel Libeskind, el Centro Comercial Selfridges de la ciudad de Birmingham y el proyecto de Tour Port la Chapelle ubicado en la ciudad de París. En estos proyectos es evidente que los nuevos materiales, además de que han influido en la parte estética de la Arquitectura, han cambiado la forma de proyectar de algunos arquitectos y permitido construir estructuras que, en un pasado reciente, pudieron haber sido objeto de alguna novela de ciencia ficción: las ciudades anfibias como Lilypad, diseñada por el arquitecto francés Vincent Callebaut, y las impresionantes Torres dinámicas de Burj Dubai, son un ejemplo.
La variedad de soluciones técnicas es ahora infinita, por lo que seguramente en unos cuantos años más los arquitectos estarán creando extraordinarias obras con materiales novedosos, cuyas apariencias y propiedades sin duda cambiarán totalmente la concepción de la Arquitectura
Luis Alberto González Cabrera

viernes, 11 de julio de 2008

Marca de agua


Selección de obras y reflexiones acerca del futuro del prestigioso estudio de Mar del Plata, que la semana última perdió a uno de sus titulares, el arquitecto Carlos Mariani.

MAR DEL PLATA.-Hoteles, casas, torres de lujo, sedes universitarias, templos religiosos, parques recreativos, centros comerciales y barrios privados. Nada escapó a sus ideas, trazos y bosquejos a la hora de sentarse frente al tablero para plasmar el próximo proyecto. Y siempre había uno en marcha. O varios, como en estos días, en los que entre otras obras se aprestaba a culminar un hotel en Rosario, o iniciar la remodelación y restauración interior del Gran Hotel Provincial, una de las joyas de Alejandro Bustillo. Es desde aquí, su ciudad natal, donde el arquitecto Carlos Mariani, fallecido el lunes 30 de junio, a los 67 años, ganó trascendencia nacional e internacional. Y hay coincidencias entre sus colegas a la hora de señalarlo como el profesional que más incidió en la postal de la ciudad de Mar del Plata durante los últimos 25 años.
"Las realizaciones de Carlos Mariani eran obra de autor", afirmó el decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Mar del Plata (FAUD), Roberto Guadagna, que señala al colega fallecido como "una síntesis entre la arquitectura disciplinar y la instrumental. Su legado profesional va a trascender en el tiempo y marcará a las nuevas generaciones que pasan por nuestras aulas." Hacer ciudad
En un reportaje concedido a la publicación especializada Scalae, Mariani remarcaba un concepto que mantenía a la cabeza de sus premisas: "Los catalanes nos inculcaron que hacer arquitectura es hacer ciudad", decía. Y desde esa prioridad que otorgaba a la relación entre arquitectura y paisaje planteaba que incluir la calle y la plaza en los proyectos "es apoyar una reorganización del espacio privado".
La obra de Mariani se advierte tanto en la ciudad como en la periferia marplatense. Pero en la franja de playa es donde mejor se resume su labor profesional. Allí se distinguen edificaciones que trascendieron por calidad y estilo que les supo imprimir desde esa usina de ideas e innovaciones que es el estudio que compartía con su esposa, Haydée Pérez Maraviglia y la nueva generación, como se refería a su hijo Jerónimo y a su socio Oscar Cañadas.
Supo sorprender desde las inmediaciones del faro de Punta Mogotes, donde dio forma al Aquarium, en el que supo generar un clima de comunión entre mar, dunas, vegetación e infraestructura.
Más aquí, en las alturas del Golf Club de Playa Grande, diseñó hace más de una década el Sheraton Mar del Plata Hotel, con esa imagen exterior de ladrillo visto que fue uno de sus sellos. "Le rescatamos su protagonismo expresivo", decía de este sencillo material con los que aquí también resolvió, entre otros, las fachadas de Los Gallegos Shopping y esa prolongación natural del complejo Bustillo, que es el paseo a los pies del Hotel Hermitage, donde también comandó el diseño del sector cinco estrellas.
La impronta de Mariani brilla además frente a los balnearios marplatenses más cotizados, donde hace cinco años encabezó el desafío de acercar a la ciudad la creciente tendencia de los edificios premium. Abrió el camino con el desarrollo de las torres Barrancas de Playa Grande, en lo más alto del Parque San Martín.
A él, también, inversores le confiaron el desarrollo del primer barrio privado que tuvo Mar del Plata: Rumencó. Desde su condición de colega, Jerónimo Mariani rescata el legado de su padre: "Tuvo obras con mucho reconocimiento aquí y en el exterior, que lo convirtieron en un referente", dice.
Juntos representaron a la Argentina en la Bienal de Venecia 2002 con el desarrollo del plan maestro que el estudio Mariani-Pérez Maraviglia ideó para el complejo Punta Mogotes.
En ese mismo estudio se trabaja ahora a destajo en el desarrollo de una torre de 30 pisos en Capital Federal y se ajustan detalles para la inminente inauguración en Santa Fe del hotel, casino y centro de convenciones Los Silos, proyecto con el que Mariani sumó el año pasado uno de sus últimos premios durante la XI Bienal Internacional de Arquitectura Buenos Aires.
Por Darío Palavecino de la Redacción de LA NACION
Recuperar el valor de una ciudad
Desde su adolescencia, cuando comenzaba la segunda mitad del siglo XX, vio de cerca cómo se reducía a escombros aquella selecta Mar del Plata de reminiscencias europeas a manos de una propiedad horizontal que intentaba dar respuestas al auge del turismo social.
Décadas después, Mariani se convirtió en uno de los profesionales con mayor intervención en la preservación de edificios considerados patrimonio arquitectónico de la ciudad. Desde el aggiornamiento de pequeños chalets que mutaron en espacios comerciales hasta la preservación de la actual sede de la Fundación Bolsa de Comercio, y la recuperación y puesta en valor del Instituto Nacional de Biología, hoy convertido en La Normandina, un complejo gastronómico emplazado sobre una de las escolleras de Playa Grande.
"Trabajó en los edificios más emblemáticos con un criterio cívico, de totalidad, priorizando lo que convenía a la ciudad", remarca Alejandro Novacovsky, especialista en preservación patrimonial de la FAUD.
Mariani participó de la reciente remodelación de sectores del Casino Central y a su estudio le acaban de confiar la restauración y remodelación interior del Gran Hotel Provincial, concesionado ahora por un grupo inversor que lidera la cadena internacional NH. Novacovsky destaca el sentido de trabajo en equipo que distinguía a Mariani: "Se apoyaba en especialistas, dejaba opinar, sabía escuchar y hacía participar tanto en el proyecto como en la concreción de la obra".

miércoles, 2 de julio de 2008

Del minimalismo al maximalismo




El próximo 22 y 23 de octubre de 2008, el Planetario de la Ciudad de Buenos Aires será escenario del 1er. Encuentro Internacional de Interiorismo y Diseño organizado por Decoradores Argentinos Asociados (DarA), juntamente con PR& DB Pichon Riviere & Díaz Bobillo Consultores.
Con el objeto de intercambiar ideas entre profesionales de distintas culturas, durante esos días se desarrollará un amplio programa de conferencias y mesas redondas con profesionales del diseño y la decoración, procedentes de Italia, Paola Navone y Giovanni Gervasoni; Inglaterra, Simon Cavelle, y Estados Unidos, Calvin Tsao, como también importantes especialistas argentinos, Juan Azcue, Mónica Melhem, Federico Churba y Fabián Alejo Parra. Un ámbito de reflexión que tendrá como objetivo debatir Hacia donde van los diseñadores por el mundo . Allí se expondrán proyectos que fueron éxitos internacionales y también experiencias locales, que permitirán sacar conclusiones con fines prácticos y aplicarlas a nuestra realidad.
"Después de contar con la experiencia de cumplir nuestros veintidós años de existencia, como asociación sin fines de lucro, constituida para desarrollar y promover la temática afín al diseño y a la decoración, decidimos generar un intercambio entre diferentes culturas

relacionadas con el diseño. En este sentido, buscamos representantes de distintos países que estén activos con esta profesión", señala Minnie Firpo, presidente de DarA, consultada sobre el criterio de selección de los conferencistas.
Según anticipó la presidente de DaRA, para hacer el cierre del encuentro se creó el Grupo El Nacional, cuyo objetivo es transmitir la interrelación entre las áreas del diseño.
A continuación, los tres diseñadores argentinos convocados para participar de este encuentro, Azcue, Melhem y Churba, anticipan sus puntos de vista sobre las nuevas tendencias del diseño