viernes, 11 de julio de 2008

Marca de agua


Selección de obras y reflexiones acerca del futuro del prestigioso estudio de Mar del Plata, que la semana última perdió a uno de sus titulares, el arquitecto Carlos Mariani.

MAR DEL PLATA.-Hoteles, casas, torres de lujo, sedes universitarias, templos religiosos, parques recreativos, centros comerciales y barrios privados. Nada escapó a sus ideas, trazos y bosquejos a la hora de sentarse frente al tablero para plasmar el próximo proyecto. Y siempre había uno en marcha. O varios, como en estos días, en los que entre otras obras se aprestaba a culminar un hotel en Rosario, o iniciar la remodelación y restauración interior del Gran Hotel Provincial, una de las joyas de Alejandro Bustillo. Es desde aquí, su ciudad natal, donde el arquitecto Carlos Mariani, fallecido el lunes 30 de junio, a los 67 años, ganó trascendencia nacional e internacional. Y hay coincidencias entre sus colegas a la hora de señalarlo como el profesional que más incidió en la postal de la ciudad de Mar del Plata durante los últimos 25 años.
"Las realizaciones de Carlos Mariani eran obra de autor", afirmó el decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Mar del Plata (FAUD), Roberto Guadagna, que señala al colega fallecido como "una síntesis entre la arquitectura disciplinar y la instrumental. Su legado profesional va a trascender en el tiempo y marcará a las nuevas generaciones que pasan por nuestras aulas." Hacer ciudad
En un reportaje concedido a la publicación especializada Scalae, Mariani remarcaba un concepto que mantenía a la cabeza de sus premisas: "Los catalanes nos inculcaron que hacer arquitectura es hacer ciudad", decía. Y desde esa prioridad que otorgaba a la relación entre arquitectura y paisaje planteaba que incluir la calle y la plaza en los proyectos "es apoyar una reorganización del espacio privado".
La obra de Mariani se advierte tanto en la ciudad como en la periferia marplatense. Pero en la franja de playa es donde mejor se resume su labor profesional. Allí se distinguen edificaciones que trascendieron por calidad y estilo que les supo imprimir desde esa usina de ideas e innovaciones que es el estudio que compartía con su esposa, Haydée Pérez Maraviglia y la nueva generación, como se refería a su hijo Jerónimo y a su socio Oscar Cañadas.
Supo sorprender desde las inmediaciones del faro de Punta Mogotes, donde dio forma al Aquarium, en el que supo generar un clima de comunión entre mar, dunas, vegetación e infraestructura.
Más aquí, en las alturas del Golf Club de Playa Grande, diseñó hace más de una década el Sheraton Mar del Plata Hotel, con esa imagen exterior de ladrillo visto que fue uno de sus sellos. "Le rescatamos su protagonismo expresivo", decía de este sencillo material con los que aquí también resolvió, entre otros, las fachadas de Los Gallegos Shopping y esa prolongación natural del complejo Bustillo, que es el paseo a los pies del Hotel Hermitage, donde también comandó el diseño del sector cinco estrellas.
La impronta de Mariani brilla además frente a los balnearios marplatenses más cotizados, donde hace cinco años encabezó el desafío de acercar a la ciudad la creciente tendencia de los edificios premium. Abrió el camino con el desarrollo de las torres Barrancas de Playa Grande, en lo más alto del Parque San Martín.
A él, también, inversores le confiaron el desarrollo del primer barrio privado que tuvo Mar del Plata: Rumencó. Desde su condición de colega, Jerónimo Mariani rescata el legado de su padre: "Tuvo obras con mucho reconocimiento aquí y en el exterior, que lo convirtieron en un referente", dice.
Juntos representaron a la Argentina en la Bienal de Venecia 2002 con el desarrollo del plan maestro que el estudio Mariani-Pérez Maraviglia ideó para el complejo Punta Mogotes.
En ese mismo estudio se trabaja ahora a destajo en el desarrollo de una torre de 30 pisos en Capital Federal y se ajustan detalles para la inminente inauguración en Santa Fe del hotel, casino y centro de convenciones Los Silos, proyecto con el que Mariani sumó el año pasado uno de sus últimos premios durante la XI Bienal Internacional de Arquitectura Buenos Aires.
Por Darío Palavecino de la Redacción de LA NACION
Recuperar el valor de una ciudad
Desde su adolescencia, cuando comenzaba la segunda mitad del siglo XX, vio de cerca cómo se reducía a escombros aquella selecta Mar del Plata de reminiscencias europeas a manos de una propiedad horizontal que intentaba dar respuestas al auge del turismo social.
Décadas después, Mariani se convirtió en uno de los profesionales con mayor intervención en la preservación de edificios considerados patrimonio arquitectónico de la ciudad. Desde el aggiornamiento de pequeños chalets que mutaron en espacios comerciales hasta la preservación de la actual sede de la Fundación Bolsa de Comercio, y la recuperación y puesta en valor del Instituto Nacional de Biología, hoy convertido en La Normandina, un complejo gastronómico emplazado sobre una de las escolleras de Playa Grande.
"Trabajó en los edificios más emblemáticos con un criterio cívico, de totalidad, priorizando lo que convenía a la ciudad", remarca Alejandro Novacovsky, especialista en preservación patrimonial de la FAUD.
Mariani participó de la reciente remodelación de sectores del Casino Central y a su estudio le acaban de confiar la restauración y remodelación interior del Gran Hotel Provincial, concesionado ahora por un grupo inversor que lidera la cadena internacional NH. Novacovsky destaca el sentido de trabajo en equipo que distinguía a Mariani: "Se apoyaba en especialistas, dejaba opinar, sabía escuchar y hacía participar tanto en el proyecto como en la concreción de la obra".

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