El edificio que desde 1972 ocupa el Museo Rufino Tamayo en el DF, México -inmerso en el frondoso Bosque de Chapultepec y próximo al Museo de Arqueologia- es obra de los arquitectos Teodoro González de León y Abraham Zabludovsky, y un ejemplo de arquitectura contemporánea que en 1981 mereció el Premio Nacional de Arquitectura 1981. Si prospera la idea, esta institución de fuerte raigambre en la cultura local, extenderá sus dominios a una nueva sede, ahora emplazada sobre la ladera de una colina en el estado de Atizapán, México, con vistas increíbles al paisaje local. El proyecto, a cargo del estudio Rojkind Arquitectos preveé una resolución en sintonía con el edificio original. El concepto de una caja abierta que se desdobla para invitar a los visitantes a entrar, explorar y conocer todas las partes de un museo, responde en gran parte a las necesidades y preferencias del cliente, que prioriza la funcionalidad y la luz interior de las salas. Así, anclado sobre una fuerte pendiente, con una superficie cubierta de 3500 m2 y una fabulosa terraza, el diseño optimizará los recursos naturales del entorno, combinando la entrada de sol y las corrientes de aire para una buena ventilación.
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