ESTOCOLMO. -"Ya está bien de objetos cuya única función es ser fotografiados. El diseño debe desintoxicarse. Abrazar una concepción holística del mundo y derrocar los antiguos ídolos, hijos del petróleo". Un año más, los gurús del diseño internacional han hablado. Su dictamen sobre las principales tendencias en interiorismo para el año que viene se recoge en el Trend Book 2010, un volumen que concentra en 72 páginas y numerosas imágenes, anticipaciones, reflexiones y consejos para desenvolverse en el proceloso mundo del diseño en estos tiempos de crisis. El libro, que llega a su sexta edición convertido en una herramienta de referencia para expertos y profanos, es una publicación del IMM Cologne, la feria del mueble de Colonia, con Milán la más importante de Europa, que da inicio a la temporada ferial. "Cada año, el Trend Book se presenta en una ciudad que se ha distinguido por su innovación y tesón en este campo. El año pasado fue Barcelona y este, Estocolmo", explica Marcus Fairs, editor de Dezeen, un influyente magazine online de Londres, y coautor del Trend Book, junto con los diseñadores Bertjan Pot de Ámsterdam y Cecilie Manz de Copenhague, la arquitecta de San Francisco Johanna Grawunder y el especialista en tejidos y colores Giulio Ridolfo de Milán. La elección de la capital sueca, pionera y siempre a la vanguardia por lo que se refiere a soluciones ecológicas y sostenibles, suena como una declaración de intenciones. "Ya no es suficiente dispensar ecología en dosis homeopáticas, hay que cambiar el planteamiento de raíz. No se trata de volver atrás, sino de proponer una versión científica del ecotrend, utilizando la tecnología para repensar el mundo", afirman los cinco diseñadores. El espíritu de la Bauhaus y su eficiente funcionalidad se cierne sobre sus opiniones, plasmándose en la búsqueda de una nueva disciplina y en la atracción por lo austero, práctico y natural. Sin embargo, la evaluación de la utilidad de los objetos no tiene nada que ver con el funcionalismo de la vieja escuela. "En el mundo posmoderno, la función ya no determina la forma. El diseño es más bien un meta-nivel, que conjuga conveniencia, eficacia, deseos y aspiraciones con cualidades estéticas, que interesan todos los sentidos", aseguran. Como reacción a la nueva precariedad de la sociedad occidental, vuelven las formas puras, despojadas de todo ornamento, pero enriquecidas de detalles artesanales y acabados valiosos. La opulencia deja paso a estructuras esbeltas, sencillas y auténticas, que surgen de la complicidad entre el desencanto de la cultura punk y el rigor formal del legado de la Bauhaus. Según el Trend Book, entre los diseñadores que mejor representan las tendencias que se impondrán en 2010, sobresalen el italiano Stefano Giovannoni, el alemán Konstantin Grcic y el inglés Jasper Morrison, influyentes abanderados del nuevo minimalismo. Otro destacado intérprete de las contradicciones contemporáneas es el israelí Ron Arad, protagonista de una retrospectiva en el MoMA de Nueva York, abierta hasta el 19 de octubre. La muestra incluye sus creaciones más recientes -entre otras, muebles conectados con el teléfono móvil o el Palm de su propietario- que combinan innovación, humor, técnicas constructivas sostenibles y tecnología de última generación. Los diseñadores son conscientes de que ya no se puede jugar con las expectativas del público, con objetos concebidos para usar y tirar que no cumplen con lo que prometen. Tras años de consumismo desbocado, la durabilidad vuelve a ser una cualidad importante del producto. "El público ya estaba harto de diseños tramposos y superficiales, y la crisis ha acentuado su rechazo. En estos tiempos de incertidumbre, nuestra mayor -si no única- certeza es la necesidad de apostar por un cambio de rumbo, totalmente sincero y radical", concluyen.
Roberta Bosco © EL PAIS, SL.
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